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Ardiendo, Fran Mariscal (2019)

INTRODUCCIÓN




Que la música está muerta en 2019 sigue siendo una máxima habitual entre los aficionados del rock con más de tres décadas a las espaldas. Por suerte o por desgracia, la juventud no se detiene ante la poca atención que prestan los medios y los oyentes a su trabajo. Valiéndose de las plataformas digitales y los «crowdfundings», nos muestran cada cierto tiempo sus nuevos trabajos que, lejos de disgustar, van poco a poco agregando seguidores a sus canales.

Hoy mismo le ha tocado el turno a Fran Mariscal. Tras darle un respiro a Los Flacos, dúo con el que compartía escenario junto a Lena Carrilero, y publicar Sálvese quien pueda en 2017, regresa con Ardiendo.


EL DISCO


A día de hoy, publicar cualquier trabajo que rebase los cinco temas puede ser una propuesta demasiado ambiciosa para determinados artistas. Como ya demostró con su anterior disco, a Fran la ambición, precisamente, no le falta. Trece temas en total, entre los cuales sería un delito no destacar la colaboración de Kutxi Romero (Marea), que además saca disco el 12 de abril, Carlos Chaouen, Capitán Cobarde (antes Albertucho) o un menos conocido Ferrán Exceso.


Las canciones


El disco abre con A patadas, una canción más bien acústica, de producción sencilla pero cañera, manteniendo la esencia que ya mostró en Sálvese quien pueda: un tema in crescendo, que explota en el estribillo y vuelve a bajar. Hay algo que Fran tiene muy claro: no le gustan los excesos, y lo demuestra. Sus letras ya de por sí merecen más de un par de lecturas, y no parece querer opacarlas con producciones sobrecargadas. No hay mucho más allá de una o dos guitarras eléctricas, el bajo, la batería y esa voz rasgada que tanto le caracteriza.


La sigue Una nada más, un tema que salió a la luz ya en octubre de 2017, y que cantaba en acústico con Álvaro Ruiz, Sergio Escobar y el chelo de Patricia Zamora. Para el disco no ha añadido demasiada información: una línea bastante bonita de lo que parece un armónica, una batería suave y unos vientos con un coro mucho más lejanos que en su anterior trabajo, donde tomaban el primer plano.


Por vivir tampoco es extremadamente nueva. El single en colaboración con Kutxi Romero, voz que ya trabajó con Fran en el anterior álbum, lleva publicado un mes. Es de esos temas que te hacen mover la cabeza pero que no cansan. Aunque las estructuras, la instrumentación y los sonidos en los temas son bastante similares, cada uno tiene su propia esencia, de forma que no se hacen aburridos.


El disco continúa con El incencio, un tema mucho más intimista, más oscuro y más acústico, con unos coros en las partes instrumentales que siguen con la tónica de Una nada más, que recuerdan, quizás, a algún tema de La Raíz, no me hagáis mucho caso. El caso es que después llega La piel, uno de los temas más interesantes del disco. No sé muy bien cómo describirlo, pero tiene ese ritmo que hace que, sin importar lo que estés haciendo, te pares y abras los oídos para escuchar con atención. La melodía de la voz es, desde luego, interesante, junto con las palmas y rasgueos a modo de percusión, que sumergen al oyente en la canción. Aunque quizás más interesante aún es cómo, en el último minuto, transforma la balada en una canción al más puro estilo de Drunken Sailor, si no es la misma. Habrá quien diga que se ha cargado la canción. En lo personal, me ha parecido un grandísimo acierto.


Por contra, es Miénteme uno de los temas que más me han chocado. Fran lo publicó en acústico, hace unos meses ya, con Capitán Cobarde, y en seguida se convirtió en uno de mis temas favoritos de su discografía. En Ardiendo han buscado levantarlo un poco más, y aunque suena muy bien, no creo que haya sido la mejor toma vocal en la historia de Alberto. Aún así, me ha gustado bastante.


Ardiendo marca el ecuador del disco. Nos trae una melodía de voz bastante más rápida de lo que nos tiene acostumbrados, pero con algunos versos realmente bellos.

Los cobardes vuelve a bajar la intensidad, retomando las guitarras acústicas, esta vez con algún que otro arreglo de corte country que no desentona con la atmósfera del disco.


Sin dormir nos brinda la voz de Ferrán Exceso, tan potente y ronca como de costumbre. Un tema de rock n' roll por todo lo alto. «El fuego quemó los tallos que un día quisieron ser flor», jura en uno de los versos, conectando, no ya las canciones entre sí, muchas de ellas con elementos ígneos en las letras, sino con la propia portada del álbum.


Vístete de luz me ha sorprendido gratamente. De nuevo Fran saca ese sonido cuasi americano, pero manteniendo su propia esencia. Los vientos vuelven a tomar el fondo de un tema con letra guerrera y un toque pachanguero muy agradable.


Carlos Chaouen vuelve a cantar, como ya lo hizo en Tu parís, en Lo que dejan de mí. A pesar de ser, en el más puro sentido de la palabra, cantautor, parece que lleve toda la vida cantando rock, haciendo un papel realmente bueno en la canción. La producción no desentona, con detalles similares a Por vivir o Vuelve, la canción que la sigue, y en la que ya podemos percibir algo de despedida.


Ardiendo cierra de modo solemne con Soy, una balada acústica a guitarra y voz, lenta y tenue pero bonita, una breve autobiografía de cuatro minutos. Sin duda, un punto y final muy bien seleccionado.


CONCLUSIÓN


Ardiendo no será, o eso espero, la última obra de Fran Mariscal. Eso sí, pese a no ser un disco adulto, de esos que sacan los músicos prolíficos bien entrados en la cincuentena, muestra una gran maduración en Fran, tanto en su forma de entender la música como en sus letras. De carácter mucho más introspectivo que, por ejemplo, sus trabajos con Los flacos, da lugar a un disco que merece la pena escuchar y disfrutar.



Fran Mariscal
Fran Mariscal






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